sábado, 1 de marzo de 2014

FE


                                                                      ESTEN FIRMES EN LA FE
Los cristianos que traten de estar firmes en  su fe, se encontraran siempre con dificultades. Creer no es cómodo: Mateo 16:24 dice: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga». Pero, a la vez, sabemos que podemos sentirnos dichosos si sufrimos ataques y críticas: Mateo 5:11-12 dice: «Bienaventurados cuando nos injurien, nos persigan y, mintiendo, digan contra nosotros todo tipo de maldad por causa de Cristo. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo»
La fe es fuente de alegría, pero no podemos olvidar que la causa de nuestra alegría nació en un establo y murió en una cruz. Pienso que para vivir la fe en un ambiente como en el que vivimos que nos es contrario, es preciso:
1. Conocer bien la fe. En una sociedad en la que existen tantas falsas enseñanzas, opiniones, etc., y tal volumen de comunicación, el cristiano debe conocer muy bien su fe y saber dar razón de lo que cree y de lo que vive. Una fe no pensada, hueca, superficial y, sobre todo, no vivida, termina siendo una especie de carga molesta. Por eso es tan importante «estudiar» la fe cristiana, las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia, conocer los argumentos en los que se sostienen.
2.  Buscar la fuerza para vivir la fe. No podemos vivir la fe cristiana solo con nuestras fuerzas humanas. Necesitamos la gracia de Dios. Por eso debemos acudir a la fuente de la gracia como la oración. A través de la oración crecemos en amistad íntima con Jesús. Nuestra vida cristiana no es solo vivir de acuerdo con unas verdades, sino vivir en amistad con el gran Amigo que nunca traiciona y al que, porque lo queremos, no queremos traicionar. Sin ese Alimento no podemos resistir los esfuerzos que requiere la vida de un hijo de Dios ni superar los obstáculos que encontramos al caminar
3.  Liberarse del miedo a la opinión ajena. El deseo de quedar bien delante de los demás es una especie de tirano del que hay que liberarse. Es lógico que queramos quedar bien. Lo malo es cuando una persona quiere tanto el «quedar bien», que está dispuesta a lo que haga falta, incluso a traicionar la verdad y a sí misma por el aplauso ajeno.
4.  Buscar la amistad de otras personas que vivan tu misma fe. La persona humana está hecha para convivir: ser amada y amar. Sin la ayuda de otros, no puedes vivir como persona, ni puedes vivir tu fe. Necesitamos apoyarnos mutuamente. Por eso creo que es tan importante la amistad con personas que luchen por vivir la fe. Y entre ellas, quizá podremos encontrar una que nos oriente de modo sabio y concreto en la vida espiritual.

5.  La mejor defensa es un buen ataque… de verdad y amor. El cristiano no puede vivir amedrentado en un ambiente contrario. Hemos recibido de Cristo la invitación a extender su Palabra por todo el mundo, sabiendo que tenemos con nosotros al Espíritu Santo. 

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