jueves, 1 de diciembre de 2022

ALIMENTOS

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Después de terminar este propósito, Jesús declaró limpios todos los alimentos


Marcos 7:19. 


“Porque no entra en su corazón, sino en su estómago, y después va a dar a la letrina. Con esto Jesús declaraba limpios todos los alimentos.”

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Dios le dio una visión al apóstol Pedro en la cual Él le declaró concerniente a los antes declarados animales 

 

Hechos 10:15

 

Por segunda vez le insistió la voz: —Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.”

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Cuando Jesús murió en la cruz, Él puso fin a la ley del Antiguo Testamento


 Romanos 10:4


“De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia.”

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Gálatas 3:24-26


“Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. Pero, ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía. Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús,”

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Efesios2:15


pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz,”

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Esto incluye las leyes concernientes a los alimentos limpios e impuros.

Romanos 14:1-23


“Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. A algunos su fe les permite comer de todo, pero hay quienes son débiles en la fe, y solo comen verduras. El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo no debe condenar al que lo hace, pues Dios lo ha aceptado. ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga en pie, o que caiga, es asunto de su propio señor. Y se mantendrá en pie, porque el Señor tiene poder para sostenerlo. Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor. El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Para esto mismo murió Cristo y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven. Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito: «Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios». Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios. Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano. Yo, de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo considera. Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió. En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican, porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo. El que de esta manera sirve a Cristo agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes. Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todo alimento es puro; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que uno come. Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano. Así que la convicción que tengas tú al respecto, mantenla como algo entre Dios y tú. Dichoso aquel a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace. Pero el que tiene dudas en cuanto a lo que come se condena; porque no lo hace por convicción. Y todo lo que no se hace por convicción es pecado.”

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nos enseña que no todos son lo suficientemente maduros en su fe para aceptar el hecho de que todos los alimentos son limpios. 


Como resultado, si estamos con alguien que pudiera ofenderse por nuestra comida “impura”, deberíamos ceder nuestro derecho de hacerlo, para no ofender a la otra persona. 


Tenemos el derecho de comer cualquier cosa que deseemos, pero no el de ofender a otras personas, aún si están equivocadas. 


Sin embargo, los cristianos de esta época, somos libres de comer cualquier cosa que deseemos en tanto no causemos que alguien tropiece en su fe.

En el Nuevo Pacto de gracia, la Biblia está más interesada en la cantidad que comemos que en lo que comemos. 


Los apetitos físicos son una analogía de nuestra habilidad de autocontrol. 


Si no somos capaces de controlar nuestros hábitos alimenticios, probablemente tampoco seamos capaces de controlar otros hábitos como aquellos de la mente (lujuria, avaricia, odio e ira injustificada) e incapaces de frenar nuestra boca del chisme o la disensión. 


No debemos permitir que nuestros apetitos nos controlen; antes bien, debemos ejercer el control sobre 


2Pedro 1:5-6


“Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.”

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2 Timoteo 3:1-9


“Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas! Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar de toda clase de pasiones. Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas de mente depravada, reprobadas en la fe. Pero no llegarán muy lejos, porque todo el mundo se dará cuenta de su insensatez, como pasó con aquellos dos.”

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2Corintios 10:5


“Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.”

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