Sin lugar a dudas, como cuerpo de
Cristo, estamos siendo testigos de la apostasía mencionada en la Biblia (1 Timoteo 4:1-2a)
Podemos ver a falsos maestros haciendo señales y prodigios en muchas partes.
Falsos profetas “profetizando” en nombre del Señor cosas que incluso van en
contra de la misma Palabra. Predicadores charlatanes “decretando” y
“declarando” prosperidad a todo aquel que cruce las puertas de sus templos,
desparramando la herética doctrina o el mal llamado “evangelio” de la
prosperidad. La juventud de las iglesias andan perdida y sin brújula, buscando entretenimiento y show
antes que estudiar la Palabra, producto de la enseñanza torcida de los líderes
del momento, quienes en vez de predicar, solo se pasan contando chistes
creyendo que esa es la mejor manera de ganar a los jóvenes. Todo esto sucede a
gran escala, televisión, mega-iglesias, congresos, etc. especialmente en nuestro
Puerto Rico:
Lo más preocupante de toda esta
situación es que muchos que se hacen llamar cristianos, defienden a “capa y
espada” a todos estos personajes. No faltan las “pedradas” virtuales a aquellos
que nos atrevemos a cuestionar las enseñanzas de los tales.
Bajo el manto de la frase, sacada de contexto:
“No juzguéis” se pueden disimular las más terribles y abominables herejías.
Estos falsos maestros se han convertido en los “intocables”.
Nos entristecemos y preocupamos por
toda esta situación, al ver que quizás muchos de nuestros amigos y familiares
siguen ciegamente a toda esta camada de engañadores, nos sentimos solos y
luchando contra una mayoría que hoy se ve como un gigante. Sin embargo
olvidamos que en medio de toda esta nebulosa de engaño y confusión nuestro Dios
está haciendo la obra.
Es interesante ver que cuando el
profeta Elías se sintió solo luchando contra la apostasía de Israel, el Señor
le da un recordatorio: “Y yo haré que queden en Israel siete mil,
cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”. (1 Reyes 19:18) En medio de todo esto podemos ver que Dios tiene un
remanente fiel, quizás es muy poco en comparación a la multitud engañada,
recordemos que siete mil eran una minoría en el antiguo Israel, pero Dios sigue
haciendo la misma obra, El sigue llamando a los suyos para salvación. El Dios
soberano los sigue rescatando de las garras del maligno. Si creemos en un Dios
omnipotente confiemos que El poderosamente guardará a sus escogidos. Nuestra
tarea es seguir predicando el verdadero evangelio, seguir denunciando a los que
lo corrompen, y no desmayar pues El nos sostiene con Su diestra.